El médico siempre debe darte información sobre tu estado de salud. Debe explicarte con claridad sobre los beneficios y riesgos de los tratamientos que te recomienda y las consecuencias de no seguir esos tratamientos.
Después de que el médico te recomienda los tratamientos, sus beneficios y sus riesgos, te debe preguntar si los querés aceptar. Esa aceptación se llama “consentimiento informado”.
Podés hacer todas las preguntas que quieras al médico antes de dar tu consentimiento para un tratamiento o intervención médica.
Sólo en casos excepcionales los médicos pueden atenderte sin tu consentimiento.
Eso puede pasar cuando existe grave peligro para la salud pública o está en grave peligro tu salud o tu vida y no podés dar tu consentimiento ni lo pueden dar tus representantes legales.
La ley garantiza el trato digno y respetuoso, lo que implica que te traten bien, que respeten tus pensamientos sobre cuestiones de género, pudor e intimidad. Las personas que te acompañan también tienen este derecho al trato digno.
Podés decidir si querés recibir o no los tratamientos que prolonguen tu vida artificialmente.
Toda persona tiene derecho a ser asistida por médicos. Sólo pueden dejar de atenderte cuando se haya hecho cargo otro médico o personal competente.
Podés pedir que te den toda la información por escrito para hacer consultas con otros médicos.
También tenés derecho a negarte a recibir toda o parte de la información que no quieras conocer.
Como paciente tenés derecho a que los equipos médicos respeten tu intimidad y no den a otras personas información sobre tu salud.
Los médicos que te atienden sólo pueden informar a otros tu estado de salud:
- Cuando tienen tu autorización.
- Cuando un juez se lo pide.