Por el Dr. Héctor Barrios (*)
La medicina cuenta con una historia y una evolución tan antigua como la del hombre mismo y por supuesto hay rastros de esa existencia y evolución a través de todas las culturas y en todos los confines del mundo en el transcurrir del tiempo. Ahora bien, ni Hipócrates, que vivió en el año V AC, ni Galeno que vivió en el Siglo II DC, podrían haber imaginado en el más increíble de sus sueños que la evolución haría que, en un futuro, un robot se dedicaría a hacer cirugías en un cuerpo humano. El propio Leonardo, tampoco pudo imaginar nunca que, en homenaje a su genio, su apellido Da Vinci serviría para bautizar una «máquina» construida por el hombre para llevar a cabo lo que hoy conocemos por cirugía robótica.
Efectivamente, el Sistema Quirúrgico Da Vinci es un Equipo de cirugía robótica desarrollado por la empresa norteamericana Intuitive Surgical y aprobado, en el año 2000, por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos.
Hoy los robots Da Vinci operan en Clínicas y Hospitales de todo el mundo. Con un estimado de más de 3.000 unidades en funcionamiento, se realizan más de 300.000 cirugías al año.
El uso del Da Vinci ofrece al paciente todos los beneficios potenciales de un procedimiento mínimamente invasivo, incluyendo menor dolor, una menor pérdida de sangre, una internación más corta y por supuesto, una recuperación más rápida (además de brindar beneficios sumamente importantes en cirugías específicas, como son el reducir el riesgo de impotencia e incontinencia en el caso de la cirugía prostática).
Si bien el Da Vinci resulta increíble, los investigadores trabajan ya en lo que será la «píldora robótica», un dispositivo capaz de detectar enfermedades, tratarlas desde dentro del mismo cuerpo humano, obtener muestras e incluso hacer cirugías. Es la combinación de la biomedicina, la nanotecnología y la nanociencia juntamente con los sistemas de comunicación inalámbricos.
Empresas como Philips en Holanda, Novartis en el reino Unido y Proteus en EE. UU. se encuentran trabajando en estas aplicaciones.
Proteus, por ejemplo, ha desarrollado un microchip digerible, con capacidad para «viajar» por el interior del organismo y registrar todos sus síntomas vitales, los que a su vez son transmitidos a una computadora y desde allí a un médico que, sin necesidad de ver al paciente, puede tomar decisiones respectos de las conductas o tratamientos a seguir. De hecho, de la mano de este producto, Proteus ha lanzado al mercado un Programa de Cuidado Clínico Virtual (VCC por sus siglas en inglés -Virtual Care-Clinic-). Esta empresa se define como «una compañía con soluciones digitales para la salud a través del uso de apps y sensores portables» y también como proveedores virtuales del mercado de la salud.
Pero eso no es todo. Los tiempos se van acelerando. Según los expertos, en las próximas dos décadas se producirán más adelantos que en los últimos dos milenios. De hecho, hasta el Siglo XVIII las sociedades prácticamente no variaron, pero es a partir de allí -en donde la mayor parte de la población vivía en la pobreza y la expectativa de vida que era de aproximadamente 25 años- en donde comienza a producirse un cambio radical.
En efecto, es en ese siglo XVIII en que Inglaterra se transforma en el primer país en la historia humana en duplicar el ingreso per cápita. Tardó en lograrlo 58 años (1787-1938). Luego los EE. UU. lo hicieron en 47 y hoy el récord lo tiene China que lo hace cada 7 u 8 años. Es decir que el crecimiento se acelera en forma exponencial con el paso del tiempo.
Naturalmente el desarrollo económico trae aparejado el desarrollo tecnológico y una parte de éste, además de los avances que hemos comentado en materia de tecnología, está enfocado hoy en alcanzar la inteligencia artificial.
Fue John McCarthy en 1956 quien acuñó la expresión «inteligencia artificia», y la definió como «la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes y especialmente programas de cómputo inteligentes». Hoy en día también se denomina inteligencia artificial a «la capacidad de razonar de un agente no vivo». General y amplio como eso, reúne a amplios campos, los cuales tienen en común la creación de máquinas capaces de, como ya señalamos, razonar tal como lo hace un ser humano.
Lo fantástico -en todo el sentido de la palabra amigo lector- es que esa inteligencia artificial aplicada a la salud incorporará increíbles avances médicos.
Tal es la visión de los expertos que ya en febrero de 2011, la revista TIME dedicó un número al desarrollo de la ciencia médica desde un ángulo particular al titular la misma: «2045 el año en que el hombre se volverá inmortal». Y naturalmente, este desarrollo está atado al de la inteligencia artificial. Impresionante.
Sin embargo, más impresionante aún, los especialistas estiman hoy que esa meta llegará mucho antes… probablemente en el 2025…o sea…mañana.
Una simple muestra de esto es el desarrollo que IBM viene llevando adelante con «Watson», un sistema informático para búsqueda de respuestas (question answering en inglés) que lleva el nombre del fundador de la compañía IBM como se la conoce hoy, Thomas J. Watson.
La empresa lo describe como «una aplicación de tecnologías avanzadas diseñadas para el procesamiento de lenguajes naturales, la recuperación de información, la representación del conocimiento, el razonamiento automático, y el aprendizaje automático al campo abierto de búsquedas de respuestas».
Según IBM, el objetivo para Watson es permitir que las computadoras comiencen a interactuar de forma natural con humanos a través de una amplia gama de aplicaciones y procesos, comprendiendo las preguntas de los seres humanos y dando respuestas que los seres humanos pueden comprender y justificar.
Prestigiosas Universidades como Columbia y Maryland, así como entidades médicas de renombre como la Cleveland Clinic, están trabajando conjuntamente en el desarrollo de soluciones médicas a través de Watson.
En materia de salud se cree que el 80% de los datos que existen no son «visibles». Teniendo en cuenta que se estima que para el año 2020 la información se duplicará cada 73 días, la parte oculta parece que tendería a crecer. Esto será así para nosotros, pero no para Watson: su capacidad de lectura es de 40 millones de documentos en 15 segundos. Y naturalmente para el 2020 será mayor aún. Es decir, estamos cerca del «Avatar» médico.
¿Cómo estamos nosotros en la Argentina? Lamentablemente lejos… muy lejos.
A título de ejemplo digamos que, unánimemente, en nuestras encuestas de opinión corporativas, un denominador común es la queja por la demora en la atención domiciliara. Seis u ocho horas parecen el estándar actual. ¿Puede imaginarse usted un resultado diferente de la mano de la tecnología? Claro que sí, nosotros también. Confiemos amigo lector en que las organizaciones de punta comiencen una nueva etapa orientada a inversiones, calidad y resultados.
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(*) Director de Salud Corporativa de Willis Towers Watson.
N. de la R.: Artículo publicado en la revista Médicos N.° 92 (mayo de 2016).